FERNÁNDEZ SÁNCHEZ MR*, TAPPER X, ARANGUREN M, SUAREZ M, BOQUETE H.
La diabetes en el embarazo se clasifica en pregestacional tipo 1 (DM1) o 2 (DM2) y gestacional (DMG). Un dato preocupante en salud es la duplicación de su incidencia en las últimas décadas a nivel mundial. Los trastornos hipertensivos, preeclampsia, cetoacidosis diabética (CAD), parto prematuro, cesárea, grande para la edad gestacional (GEG), distocia de hombros, anomalías congénitas, hipoglucemia y mortalidad neonatal son complicaciones maternas y fetales asociadas a esta enfermedad e implican un riesgo en la continuidad y llegada a término del embarazo. Por otra parte, se han observado efectos deletéreos del mal control glucémico en la salud de los hijos a largo plazo, como alteraciones a nivel metabólico, cardiovascular y en el neurodesarrollo. Para su control la principal herramienta es el automonitoreo glucémico capilar (AMG). Sin embargo, a pesar de lograr los valores deseados por este método aún existe alta prevalencia de complicaciones. La implementación de nuevas tecnologías como el monitor continuo de glucosa (MCG) nos permite contar con perfiles glucémicos durante 24 horas y nuevas herramientas de control metabólico. Consideramos importante realizar una revisión bibliográfica del uso de MCG en mujeres embarazadas con diabetes y su utilidad en las complicaciones materno-fetales.
Diabetes during pregnancy is classified as pre-pregnancy type 1 (DM1) or 2 (DM2) and gestational. A disturbing fact in health is the doubling of the incidence in recent decades worldwide. Hypertensive disorders, preeclampsia, diabetic ketoacidosis, preterm delivery, cesarean section, large for gestational age, shoulder dystocia, congenital anomalies, hypoglycemia and neonatal mortality are maternal and fetal complications associated with this disease and imply a risk in the continuity and arrival at term of the pregnancy. On the other hand, deleterious effects of poor glycemic control have been observed on the long-term health of children, such as metabolic, cardiovascular and neurodevelopmental alterations. For its control, the main tool is capillary glycemic self-monitoring. However, despite achieving the desired values by this method, there is still a high prevalence of complications. The implementation of new technologies such as the continuous glucose monitor (CGM) allows us to have 24-hour glycemic profiles and new metabolic control tools. We consider it important to carry out a bibliographic review of the use of CGM in pregnant women with diabetes and its usefulness in maternal-fetal complications.