ROSALES-CASTILLO A*, BUSTOS-MERLO A.
Es bien conocido el papel de la cromogranina A como marcador sérico de tumores neuroendocrinos, sin embargo, existen ciertas condiciones benignas que pueden alterar sus niveles, como es el uso de inhibidores de la bomba de protones. Su uso cada vez más generalizado entre la población general obliga a conocer su efecto sobre este marcador. Si bien lo más común es que produzca una discreta elevación de CgA, en un escaso porcentaje pueden inducir la aparición de niveles que hagan pensar en la presencia de un tumor neuroendocrino, pudiendo conducir a estudios innecesarios y estrés y ansiedad para el paciente. De ahí la importancia de recoger en la historia clínica la toma de inhibidores de la bomba de protones para una adecuada interpretación. Presentamos el caso de una mujer de 61 años con pérdida de peso e importante elevación de cromogranina A, donde tras un estudio ampliado, se descartó razonablemente la presencia de un tumor neuroendocrino. Sospechando una posible causa farmacológica, se suspendió temporalmente el omeprazol y se confirmó un importante descenso de sus niveles. Tras dos años de seguimiento, no hubo incidencias clínicas y el peso se mantuvo estabilizado.
The role of chromogranin A (CgA) as a serum marker of neuroendocrine tumors is well known, however, there are certain benign conditions that can alter its levels, such as the use of proton pump inhibitors. Its increasingly widespread use among the general population makes it necessary to know its effect on this marker. Although the most common is a slight elevation of CgA, in a small percentage it can induce the appearance of levels that suggest the presence of a neuroendocrine tumor, which can lead to unnecessary studies and stress and anxiety for the patient. Hence the importance of recording the intake of proton pumps inhibitors in the clinical history for an adequate interpretation. We present the case of a 61-year-old woman with weight loss and a significant elevation of chromogranin A, where, after an extended study, the presence of a neuroendocrine tumor was reasonably ruled out. Suspecting a possible pharmacological cause, omeprazole was temporarily suspended and a significant drop in its levels was confirmed. After two years of follow-up, there were no clinical incidents and the weight remained stable.