Spegni, Susana *; Bálsamo, Norma **; Morana, F. ***; Bernatené, D. °; Silva-Croome, María del Carmen °°; Gauna, Alicia °°; Sartorio, G. °°° y Niepomniszcze, H. °°°°*
Un total de 793 niños de ambos sexos fue estudiado en este monitoreo de bocio endémico en dos localidades de la Provincia de Río Negro, San Carlos de Bariloche y El Bolsón, situadas al pié de la Cordillera de los Andes. En la primera se palpó el cuello de 443 alumnos de escolaridad primaria, mientras que se hizo lo mismo con otros 350 de El Bolsón. La edad de los escolares osciló entre 6 y 15 años. La palpación tiroidea fue hecha por el conjunto de los médicos participantes. Sin embargo, con la finalidad de aunar criterios con lo realizado previamente 1-5, se tomó como única referencia la palpación de H.N., que se llevó a cabo en la totalidad de los niños estudiados. La definición del grado de bocio fue similar a la utilizada en los otros relevamientos 1. Se determinó la yoduria en muestras casuales de orina emitidas por los niños una vez que fueron palpados (397 de Bariloche y 330 de El Bolsón). Se midió también el contenido de yodo en 405 muestras de sal de consumo hogareño de San Carlos de Bariloche y en 222 de El Bolsón. El examen palpatorio de los niños reveló solamente la existencia de bocio grado 1. La prevalencia de bocio en la Ciudad de San Carlos de Bariloche fue de 4,3%, mientras que El Bolsón registró un valor de 8%. Los niveles de yoduria tuvieron, en Bariloche, una x de 161mg/L y una mediana de 134mg/L; mientras que en El Bolsón la x fue de 186,5mg/L y la mediana de 163mg/L. El contenido de yodo de las sales que trajeron de sus hogares el 44,1% de la población escolar de El Bolsón y el 79% de San Carlos de Bariloche fue >15mg/Kg. No se encontraron diferencias en las yodurias de los escolares con o sin bocio, ni tampoco relación alguna con el tipo de sal consumida. Por estos resultados, se deduce que en las localidades estudiadas no existiría actualmente déficit de yodo. Concluimos que no hay bocio endémico en Bariloche aunque persiste una endemia leve en El Bolsón, a pesar de que las yodurias están dentro de los límites recomendables por la ICCIDD. Tal vez, esta mayor prevalencia de bocio esté relacionada con el pauperismo de la mayoría de los niños evaluados, que habitualmente se asocia a carencias alimentarias. De cualquier manera, también debería considerarse la posibilidad que la ingestión de sustancias bociogénicas pudieran contribuir a la leve endemia observada en la población escolar de El Bolsón.