Morando, J.D.*; Morando Farina, J.*; Morrone, Andrea V.**; Noriega, Claudia A.***; Silva-Croome, María del Carmen °; Chiocconi, Mónica °°; Sartorio, G.°°° y Niepomniszcze, H.°°°°*
Un total de 616 niños fue estudiado en este monitoreo de bocio endémico en tres localidades de la Provincia de San Juan: Capital (población urbana) y Punta del Médano y Colonia Fiscal (poblaciones rurales) en el Departamento Sarmiento. En la primera se palpó el cuello de 271 alumnos de escolaridad primaria, mientras que se hizo lo mismo con otros 165 de Punta del Médano y 180 de Colonia Fiscal. La edad de los escolares osciló entre 5 y 15 años. La palpación tiroidea fue hecha por el conjunto de los médicos participantes. Sin embargo, con la finalidad de aunar criterios con lo realizado previamente 1-4, se tomó como única referencia la palpación de H.N., que se llevó a cabo en la totalidad de los niños estudiados. La definición del grado de bocio fue similar a la utilizada en los otros relevamientos 1. Se determinó la yoduria en muestras casuales de orina emitidas por los niños una vez que fueron palpados (257 de San Juan y 168 del Departamento Sarmiento). Simultáneamente, se midió el contenido de yodo en 255 muestras de sal de consumo hogareño de San Juan y en 155 del Departamento Sarmiento. El examen palpatorio de los niños reveló solamente la existencia de bocio grado 1, con la única excepción de una niña de 7 años que tuvo un nódulo solitario. La prevalencia de bocio en la Ciudad de San Juan fue de 8,5%, mientras que en Punta del Médano registró un valor de 9,7%, llegando a 11,7% en Colonia Fiscal. Los niveles de yoduria tuvieron, en San Juan Capital, una x de 109μg/L y una m e d iana de 95μg/L; en Punta del Médano la x fue de 107μg/L y la mediana de 111μg/L, y en Colonia Fiscal los valores de la x y la mediana fueron iguales: 120μg/L. El contenido de yodo de las sales que consumieron el 74% de la población escolar de San Juan y el 73,7% de la del Departamento Sarmiento fue >15mg/Kg. No se encontraron diferencias en las yodurias de los escolares con o sin bocio, ni tampoco relación alguna con el tipo de sal consumida. Por estos resultados, se deduce que en las localidades estudiadas no existiría actualmente déficit de yodo. Concluimos que en la zona relevada persiste una endemia leve, a pesar de que las yodurias están dentro de los límites recomendables, aunque en su límite inferior. Tal vez, esta mayor prevalencia de bocio esté relacionada con el pauperismo de la mayoría de los niños evaluados, que habitualmente se asocia a carencias alimentarias. De cualquier manera, también debería considerarse la posibilidad que sustancias bociogénicas contaminen el agua de bebida en alguna de las localidades estudiadas, específicamente en Colonia Fiscal.