MANSUR JL1*
El déficit de Vitamina D sería un factor de riesgo para diabetes tipo 2, ya que existe asociación clara entre ambas situaciones y se ha planteado si la suplementación podría disminuir el riesgo de diabetes. Numerosos ensayos, horizontales y longitudinales, han reportado consistentes asociaciones inversas entre el nivel de 25(OH)Vit D y el riesgo de diabetes. Estudios de cohortes mostraron que las categorías con menor Vitamina D tenían un riesgo mucho mayor de pasar a diabetes. Dos grandes estudios con suplementación con Vitamina D en pacientes con prediabetes no resultaron positivos, el Tromso y el D2D. Pero en este último un análisis post hoc en el subgrupo que tenía menos de 12 ng/ml demostró un HR de 0.38 contra placebo. Dos nuevos meta-análisis mostraron prevención en los pacientes no obesos: 0.73 para Zhang y 0.68 para Barbarawi. Finalmente, el nuevo re análisis del 2D2 evaluó el promedio de sus dosajes anuales intra-estudio. Tomando como referencia al grupo con 20 a 30 ng/ml, el riesgo de desarrollar diabetes en los suplementados fue 0.48 para el grupo con promedio entre 40 y 50 ng/ml y de 0.29 si lo tenían en más de 50 ng/ml, concluyendo que la suplementación que mantenga un valor mayor de 40 ng/ml es prometedora para reducir el riesgo de diabetes en adultos con prediabetes. En conclusión, la asociación entre deficiencia de Vitamina D y numerosas patologías está claramente demostrada, pero recién en los últimos años van emergiendo estudios de suplementación contra placebo que demuestran beneficio. Es posible que niveles umbrales mayores a los necesarios para mantener adecuado el metabolismo fosfocálcico sean necesarios para prevenir o tratar otras enfermedades como diabetes, infecciones y enfermedades autoinmunes.
Vitamin D deficiency is a risk factor for type 2 diabetes, since there is a clear association between both situations and it has been considered whether supplementation could reduce the risk of diabetes. Numerous horizontal and longitudinal trials have reported consistent inverse associations between the 25(OH)Vit D level and the risk of diabetes. Cohort studies showed that the categories with the lowest Vitamin D had a much higher risk of progressing to diabetes. Two large trials with Vitamin D supplementation in patients with prediabetes were not positive, Tromso and D2D. But in the latter a post hoc analysis in the subgroup that had less than 12 ng/ml showed a HR of 0.38 against placebo. Two new meta-analyzes showed prevention in non-obese patients: 0.73 for Zhang and 0.68 for Barbarawi. Finally, the new re-analysis of 2D2 evaluated the average of its annual intra-study dosages. Taking the group with 20 to 30 ng/ml as a reference, the risk of developing diabetes in those supplemented was 0.48 for the group with an average between 40 and 50 ng/ml and 0.29 if they had it in more than 50 ng/ml, concluding that supplementation that maintains a value above 40 ng/ml is promising to reduce the risk of diabetes in adults with prediabetes. In conclusion, the association between Vitamin D deficiency and numerous pathologies is clearly demonstrated, but it is only in recent years that supplementation studies against placebo have emerged that show benefit. It is possible that threshold levels higher than those necessary to maintain adequate phosphocalcic metabolism are necessary to prevent or treat other diseases such as diabetes, infections and autoimmune diseases.